El culto familiar debe realizarse reverente, sincera y sencillamente. Es entonces que los pequeños recibirán sus primeras impresiones y formarán sus primeros conceptos del Señor Dios. Debe tenerse sumo cuidado a fin de no darles una idea falsa de la Persona Divina. Con este fin debe mantenerse un equilibrio entre comunicar su trascendencia y su inmanencia, su santidad y su misericordia, su poder y su ternura, su justicia y su gracia.
La adoración debe empezar con unas pocas palabras de oración invocando la presencia y bendición de Dios. Debe seguirle un corto pasaje de su Palabra, con breves comentarios sobre el mismo. Pueden cantarse dos o tres estrofas de un salmo y luego concluir con una oración en que se encomienda a la familia a las manos de Dios. Aunque no podamos orar con elocuencia, hemos de hacerlo de todo corazón. Las oraciones que prevalecen son generalmente breves. Cuídese de no cansar a los pequeñitos.
Los beneficios y las bendiciones del culto familiar son incalculables.
Primero, el culto familiar evita muchos pecados. Maravilla el alma, comunica un sentido de la majestad y autoridad de Dios, presenta verdades solemnes a la mente, 3 brinda beneficios de Dios sobre el hogar. La devoción personal en el hogar es un medio muy influyente, bajo Dios, para comunicar devoción a los pequeños. Los niños son mayormente criaturas que imitan, a quienes les encanta copiar lo que ven en los demás. “El estableció testimonio en Jacob, y puso ley en Israel, la cual mandó a nuestros padres que la notificasen a sus hijos, para que lo sepa la generación venidera, los hijos que nacerán, y los que se levantarán, lo cuenten a sus hijos. A fin de que pongan en Dios su confianza, y no se olviden de las obras de Dios, y guarden sus mandamientos” (Sal. 78:5-7).
¿Cuánto de la terrible condición moral y espiritual de las masas en la actualidad puede adjudicarse al descuido de este deber por parte de los padres de familia? ¿Cómo pueden los que descuidan la adoración a Dios en su familia pretender hallar paz y bienestar en el seno de su hogar? La oración cotidiana en el hogar es un medio bendito de gracia para disipar esas pasiones dolorosas a las cuales está sujeta nuestra naturaleza común.
Por último, la oración familiar nos premia con la presencia y la bendición del Señor. Contamos con una promesa de su presencia que se aplica muy apropiadamente a este deber: vea Mat. 18:19, 20. Muchos han descubierto en el culto familiar aquella ayuda y comunión con Dios que anhelaban y que no habían logrado en la oración privada.
A. W. Pink (1886-1952): pastor y maestro itinerante, prolífico autor de Studies in the Scriptures (Estudios en las Escrituras) y muchos libros, incluyendo el muy conocido The Sovereignty of God (La soberanía de Dios).