Porque no me avergüenzo del evangelio de Cristo, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree... (Romanos 1:16)

¿En una iglesia «sana doctrina» pierdes tu espacio personal?

Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sus obras sean manifiestas que son hechas en Dios. (Juan 3:21 )

En muchas iglesias en la actualidad no existe la membresía como tal, sino que las personas están acostumbradas a asistir a un evento al cual llaman «culto de adoración» o similar. En este tipo de iglesias nadie se mete con tu vida personal (ni siquiera el pastor). No importa si vives en santidad o no, o si realmente eres un cristiano genuino. Las únicas preocupaciones son: asistir, ofrendar y participar en actividades.

En este tipo de iglesias no importa si vives una vida espiritual real, o si la familia tiene devocionales y enseña la Biblia a sus hijos, o si oran juntos. En estas iglesias puedes mantener abrazado todos tus valiosos ídolos de pecado, sin que caiga ni uno a tierra. Toda persona que «quiera volar bajo el radar» de la santidad y el señorío de Cristo le convendrá este formato de iglesia. Pero al fin de su vida, el tribunal de Cristo será un perfecto hipócrita al cual el Señor enviará al infierno (Mateo 24:51). No todo el que dice: –Señor, Señor, es salvo, sino el que hace la voluntad del Padre (Mateo 7:210). La «gracia» en estas iglesias es una especie de licencia para pecar.

¿Cómo es esto en una iglesia sana en doctrina?

Las personas que llama Cristo (por pura gracia) a la salvación, vienen a la luz de Cristo para que su vida sea examinada. A pesar de sus errores y pecados el creyente nacido de nuevo desea hacer la voluntad del Señor, y anhela la santidad. No se oculta de la luz como el incrédulo que desea conservar sus pecados, sino que viene a Cristo para ser iluminado.

En una iglesia genuina, el Evangelio es personalizable. Los pastores y miembros de la congregación velan por la sana vida espiritual de sus miembros exhortándose unos a otros como enseña la Biblia (Colosenses 3:16).

A eso que el mundo llama «espacio personal» es un mal entendido para transformar la iglesia en un club donde a nadie le importa la vida de santidad (y nadie se mete con nadie en ese asunto).

Pero en la sana doctrina, justamente es «sana» porque procura el crecimiento de los creyentes. La iglesia sana te provee principios bíblicos para luchar contra el pecado, para crecer en el conocimiento de Dios, y mejorar la calidad espiritual de las familias. No estamos hablando de «invadir la privacidad» (esos hacen las sectas), sino de una preocupación genuina por cada alma que asiste.

Cristo se humilló en público, fue sometido a la burla y al escarnio en la cruz  del calvario por amor de sus escogidos ¿Y nosotros todavía deseamos egoístamente conservar nuestro espacio personal?

Antes que nuestra oración sea como la del salmista:

Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón: pruébame y reconoce mis pensamientos: y ve si hay en mí camino de perversidad, y guíame en el camino eterno. (Salmos 139:23 y 24)

Pastor Alejandro Riff

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