Somos una iglesia bíblica centrada en Cristo que predica la sana doctrina. Nos identificamos con la Confesión de Fe Bautista Reformada de 1689.

¿Por qué es necesaria la disciplina en la iglesia?

 El que reprende al hombre, hallará después mayor gracia que el que lisonjea con la lengua. (Proverbios 28:23).

Para muchas personas una iglesia ideal es aquella donde la corrección, la reprensión o la disciplina nunca se dan porque eso, en teoría, afecta el ambiente y las buenas relaciones. ¿No debemos vivir en amor porque «Dios es amor»? (Se preguntan).

Hay tres aspectos a tener en cuenta de por qué se debe amonestar (reprender) a los que llevan una vida desordenada o se involucran en pecados repetitivos.

1-No estamos aún en el cielo; debemos corregir

En el cielo será «todo paz y amor» porque estaremos con el Salvador y no habrá más pecado. Pero mientras estemos en esta tierra, la iglesia tendrá que soportar las embestidas del pecado una y otra vez. Las personas se desviarán y deben ser llamadas a reconocer sus pecados y buscar la restauración en Dios. Ninguna disciplina al principio pareciera ser «causa de gozo» (Heb. 12:11), pero el fin es dar un «fruto de justicia». Por el contrario, evitar la disciplina o la corrección, al principio trae cierta paz temporal, pero no tardará en dar posteriormente el fruto amargo que es la consecuencia de las malas acciones sin arrepentimiento genuino.

2- Corregir es un acto que trae mayor gracia

La reprensión  del pecado, aunque parezca un acto duro en medio de una sociedad «susceptible a ser corregida» y donde todos se ofenden por nada, traerá una mayor gracia de Dios a la larga. No corregir el pecado es dejar crecer las malas hierbas que luego ahogarán las buenas plantas. La iglesia es un jardín de Dios donde por un lado se riega y se abona para un buen crecimiento de las plantas. Esto se hace a través de la edificación de la Palabra de Dios, la consejería bíblica etc.. Pero, por otro lado, todo jardín necesita ser periódicamente desmalezado. Y esto es reprender el pecado y la conducta desordenada de los miembros de la iglesia. Es necesario regar, pero también es necesario podar.

3- Nos estamos para adular a las almas

La palabra «lisonjear» utilizada en este proverbio equivale entre otras cosas a «adular». La iglesia no está llamada a adular a los hombres sino a exponerles la verdad de la Biblia. Jesús se ganó el odio de muchos (al punto de querer matarlo) por decirles la verdad  (Juan 8:40). Adular solamente a las personas para ganarse su simpatía sin denunciarles su pecado es algo contrario a la Palabra de Dios. Cuando esto ocurre en una iglesia, su propósito de representar a Cristo terminó.

Conclusiones finales:

El mundo se pregunta: ¿De verdad Cristo está en tu iglesia? La respuesta que tendría que ser es: Sí. Cristo (la cabeza) se manifiesta a través de la vida de su miembros. ¿Pero qué pasa cuando un miembro no está representando a Jesús en sus acciones? Es allí donde la disciplina es necesaria. Porque lo que está en juego en una iglesia local no es si todos somos simpáticos y nos movemos en un ambiente «buena onda», sino si representamos a Jesús fielmente, y si cuando pecamos nos arrepentimos para dar gloria a Dios. Esto es, en definitiva, hallar «mayor gracia».

Pastor Alejandro Riff