Todo cristiano debería unirse a una iglesia porque la Escritura lo requiere. Es cierto que no hay un mandamiento directo en la Escritura que diga: «Todo cristiano debe unirse a una iglesia local», pero dos factores en la Biblia indican que todo cristiano debería ser miembro de una iglesia local:
1. Jesús establece la iglesia como una institución pública y terrenal que marca, afirma y supervisa a aquellos que profesan creer en él (Mt. 16:18-19, 18:15-20). Jesús estableció la iglesia para declarar públicamente a aquellos que le pertenecen con el fin de dar al mundo una demostración de las buenas noticias sobre sí mismo (Jn. 17:21, 23; véase también Ef. 3:10). Jesús quiere que el mundo sepa quién le pertenece y quién no. ¿Y cómo sabrá el mundo quién le pertenece y quién no? Deben ver qué personas se identifican públicamente con su pueblo en la institución pública y visible que él estableció para este propósito. Deben ver a los miembros de su iglesia. Y si algunas personas dicen ser parte de la iglesia universal aun cuando no pertenecen a ninguna iglesia local, están rechazando el plan de Jesús para ellos y su iglesia. Jesús pretende que su pueblo esté marcado como un grupo visible y público, lo cual significa juntarse en iglesias locales.
2. La Escritura repetidamente ordena que los cristianos se sujeten a sus líderes (He. 13:17; 1 Ts. 5:12-13). La única forma de hacer esto es comprometerse públicamente con los miembros de su rebaño, y decir en efecto: «Me comprometo a escuchar vuestra enseñanza, seguir vuestra dirección, y sujetarme a vuestro liderazgo». No hay forma de obedecer los mandamientos bíblicos relacionados con la sujeción a los líderes si nunca te sujetas de verdad a ellos uniéndote a una iglesia local.
9 Marcas de una iglesia saludable – Ir al artículo original